La Historia de Ariadna

Hay varias versiones sobre el mito de Ariadna (en griego Ἀριάδνη, de la forma greco-cretense para arihagne, ‘la más pura’) pero en Cartas para Ariadna nos vamos a referir a esta: Ariadna fue la hija de Minos y Pasífae, los reyes de Creta que atacaron Atenas tras la muerte de su hijo Androgeo. A cambio de la paz, los atenienses debían enviar siete hombres jóvenes  siete doncellas cada año para alimentar al Minotauro. Un año, Teseo, hijo de Egeo, rey de Atenas, marchó voluntario con los jóvenes para liberar a su pueblo del tributo.

Ariadna se enamoró de Teseo a primera vista y le ayudó dándole una espada mágica y un ovillo del hilo que estaba hilando. En Hesíodo y la mayoría de las demás fuentes, Teseo abandonó a Ariadna dejándola dormida en Naxos. Ahí, Dionisio, dios del vino y la naturaleza la descubre, se enamora de ella y ambos terminan casándose. En algunas historias, Ariadna muere a manos de Perseo durante una batalla; en otras se ahorca. Pero al final Dionisio baja al Hades y la recupera y Zeus, el rey de los dioses griegos, le regala la inmortalidad.

Lo que nos gusto de este mito aquí en Cartas para Ariadna , es que Ariadna nos habla de diferentes tipos de amores: el impulsivo, el que sacrifica hogar y familia; el que nos lanza a la aventura a lugares desconocidos; el que es abandonado; el nuevo que nos hace olvidar viejas heridas; el que se consuma y nos lleva al paraíso; el que muere, en apariencia; y el que sobrevive mas allá de la muerte.

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